¡Ay hija! ¡Siempre fuiste bien loca!
En mi niñez, tenía una gran obsesión ¡Mi papá! El pobre no sabía como deshacerse de mí. Lo seguía por todos lados. Entonces me decía "Hija, hay dos actividades que un hombre hace a solas, hacer del baño y cepillarse los dientes". Pero yo no entendía razones. No lo dejaba hacer ninguna de las 2 cosas en la intimidad ni en paz. Me metía en el baño y el pobre sufría para sacarme. Así que empezó a idear estrategias para mantenerme afuera. Lo primero que intentó fue cerrar por dentro del baño, lo cual no funcionó porque aprendí a meter un pasador de cabello y botar el seguro. Ni sus gritos de "¡Gaby! ¡Quédate afuera! ¡No te metas!" eran suficientes para mantenerme alejada. Al final, después de probar muchas estrategias, consiguió una infalible, atoró la puerta con un trapeador que colocaba entre un escalón que tenía la regadera y la misma puerta. Así que aunque yo abría el seguro, no podía abrir la puerta. Lloré y le supliqué que me dejara entrar. No conseguí que abri...